¡Reducción de daños por tabaco debe contemplar la salud de toda la población!
No se trata de lo que a la industria le convenga.
Más allá de cualquier prejuicio o ideología el enfoque de la salud debe ser defender el derecho a una vida sana para todos los costarricenses, incluyendo a las personas que utilizan cigarrillos convencionales, vapeadores (dispositivos electrónicos con o sin nicotina) u otro producto derivado del tabaco. Puede que haya que recurrir también al sentido común; los ojos, las vías respiratorias, los pulmones y en general nuestro organismo no están hechos para lidiar con vapor o humo con gran cantidad de contaminantes y sustancias peligrosas a temperaturas altas.
Fomentar el uso de los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN), Sistemas Similares Sin Nicotina (SSSN) y productos de tabaco calentado o tecnologías similares con información contradictoria y ambigua que intenta minimizar su efecto nocivo sobre la salud y la adicción que provocan, va en detrimento de nuestros usuarios, siendo que la evidencia científica hasta este momento exige a los países un principio precautorio dado los efectos que se han venido documentado. Estos dispositivos, lejos de ser inocuos, contienen sustancias químicas tóxicas y cancerígenas que repercuten negativamente en la salud de las personas y con mayor riesgo en niños, adolescentes y adultos jóvenes.
Desde el punto de vista técnico institucional promover los cigarrillos electrónicos cómo terapia para la cesación de fumado y hacerlo con un enfoque de reducción de daños sería caer en un grave error y nos llevaría como país a ir en contra de objetivos y compromisos para garantizar una vida sana y promover bienestar para todas las edades.
Considerando que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) es la entidad responsable de prestar los servicios de salud a la población, lo que implica la implementación de programas de salud y servicios para responder cada vez a un escenario más complejo debido al envejecimiento poblacional, el incremento en los problemas de salud mental y otros factores. Es necesario indicar que el vapeo contribuye a trastornos mentales y del comportamiento en niños, adolescentes y adultos jóvenes; esto incluye problemas de aprendizaje, trastornos de conducta, predisposición a trastornos depresivos, trastornos de ansiedad y aumenta el riesgo de uso de otras sustancias psicoactivas.
De acuerdo con el Área de Estadística de la CCSS para el año 2021 se registraron solo en Medicina General 45.339 personas con el diagnóstico de tabaquismo y 13 personas con diagnóstico de trastornos asociados al vapeo, para el año 2022 se contabilizaron 43.863 personas con el diagnóstico de tabaquismo y subió el diagnóstico de trastornos asociados al vapeo a 78 (6 veces más que en 2021), finalmente a junio del 2023 ya se contabilizaban 37.897 personas con diagnóstico de tabaquismo y se elevó a 857 las personas con trastornos asociados al vapeo (casi 11 veces más que en 2022 y 66 veces más que en 2021, solo en medio año).
Esto revela que el uso de nuevos productos (sistemas electrónicos de administración de nicotina, sistemas similares sin nicotina, productos de tabaco calentado y otros similares) se incrementa de forma vertiginosa a la vez que no se tiene una reducción significativa de las personas tabaquistas que consultan en la institución. Asimismo, se documentó el primer caso de lesión pulmonar asociada al cigarrillo electrónico o al vapeo (EVALI por sus siglas en inglés), en un joven de apenas 16 años, que requirió varios días de internamiento en Unidad de Cuidados Intensivos y que logró salir adelante gracias a los cuidados recibidos, sin embargo, aún se mantiene en control por las consecuencias sufridas en sus pulmones.
Estos no son solo números, son personas que se ven afectadas seriamente y que tienen un importante factor de riesgo para enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, enfermedad cardiovascular, enfermedad cerebrovascular, enfermedades respiratorias crónicas, cáncer, entre muchas otras. Eso representa toda una afectación social, para el individuo y su familia con un alto riesgo para la salud.
Los expertos de la CCSS hacemos un enérgico llamado y solicitamos a los líderes de nuestro país proteger a las futuras generaciones de la afectación que representa minimizar o tergiversar la información frente al daño que provoca el vapeo. Además, hacemos un llamado a la población para hacer conciencia en el autocuidado, hay una mejor calidad de vida sin fumado ni vapeo, para lo cual ponemos a su disposición nuestra amplia red de tratamiento.
* Programa de Enfermedades Asociadas al Consumo de Tabaco Coordinación Técnica del Cáncer. CCSS.
Créditos: Dra. Marny Lorena Ramos Rivas